La zona “
buena” la ocupan, principalmente, países nórdicos como 
Noruega. 
Kristoffer Ronneberg, periodista del diario noruego 
Aftenposten, señala la importancia de la 
Law Media Responsability, una ley que surgió a raíz de las dificultades para acceder a la información oficial durante la pandemia de la covid-19. Ronneberg asegura que esta ley proporciona una “absoluta libertad para publicar la información necesaria e importante, para lograr una sociedad libre y abierta”. 
 
	Pablo Gabilondo es periodista en el diario español 
El Confidencial y está especializado en tribunales. Para él, el periodismo en 
España goza, en rasgos generales, de buena salud, y asegura que los medios no reciben presiones excesivas. A pesar de ello, España ha descendido tres posiciones en el listado de RSF, hasta el puesto 32 de 180. Gabilondo señala algunos de los factores que alejan a España de la primera zona de la clasificación, entre ellos, la existencia de casos en los que la Justicia ha requisado material confidencial a periodistas para acceder a sus 
fuentes.  
 
	Otro de los países que está en esta zona es 
Burkina Faso, en el puesto 41. 
Tiga Cheick Sawadogo trabaja en la 
Fundación Hirondelle. Cheick Sawadogo señala que "no podría" existir la libertad de prensa en Burkina Faso sin la figura de 
Norbert Zongo, periodista de investigación asesinado en 1988. No obstante, el país ha experimentado un retroceso en los últimos años, debido a diversos problemas. Al control que ejercen los yihadistas se ha unido la llegada al poder del líder de la junta militar y presidente de transición de Burkina Faso, 
Paul-Henri Sandaogo Damiba, tras un golpe de Estado. "Hay premisas que asustan. ¿Qué pasará mañana con el trabajo de los periodistas? Por ejemplo, cuando a un periodista se le prohíbe tomar la foto del presidente durante el Consejo de Ministros", asegura Cheick Sawadogo. 
 
	En la zona 3, la “
problemática” para ejercer el periodismo, se encuentran países como 
Senegal, en el puesto 73 de 180. A pesar de la falta de libertad, la situación no es igual para quienes son periodistas locales y para los corresponsales extranjeros. 
María Rodríguez es corresponsal de 
EFE en 
Senegal y destaca que sufre mucha menos vigilancia que los periodistas nativos, ya que no resulta tan “peligrosa” para el país, al publicar en español. Además, asegura que "no hay informaciones que valgan una vida", ya que el periodista vale "más vivo que muerto".
 
	La zona “
difícil” está integrada por Afganistán, Palestina, Rusia, Emiratos Árabes, Sudán y México, entre otros. La periodista y representante de RSF en 
México Balbina Flores asegura que ser periodista en este país implica “tener mucho cuidado en el trabajo que se hace en campo y con las informaciones que se difunden”. Actualmente, México se encuentra en el puesto 127 de 180. Además, la situación política y social contribuye a aumentar el estigma que hay en contra de la prensa: “Es, a veces, una contradicción. Hay, por una parte, 
libertad informativa, pero, por otra, hay un contexto de 
violencia generalizado en contra de la prensa que hace que México sea uno de los países más 
peligrosos para ejercer el periodismo”. 
 
	Otro país cuya libertad de prensa ha ido empeorando con los años ha sido 
Venezuela. Ahora está en el puesto 159, debido a las últimas políticas del Gobierno y las relaciones con otros países. Además, lo que el presidente denomina "hegemonía comunicacional" ha coartado cada vez más la libertad de los medios de comunicación. “A diferencia de las dictaduras, la dictadura del proletariado o las dictaduras de derechas, aquí lo han hecho de manera progresiva, para que se vaya consolidando la no libertad de expresión”, declara el director de 
El Nacional, 
Miguel Henrique Otero.
 
	Por último, la quinta zona es en la que la situación para ejercer el periodismo es “
muy grave”. 
Ángeles Espinosa ha sido corresponsal de 
El País durante más de 20 años en la zona del Golfo Pérsico. Espinosa cuenta que, en la mayoría de la región, no existe la 
libertad de prensa como tal, "quizás con la excepción de Iraq". El intervencionismo de gobiernos en la zona del 
Golfo Pérsico afecta también a los corresponsales extranjeros. Por ello, denuncia que la situación que se vive en estos países es grave y preocupante y que "hay mucho terreno en el que trabajar", pues como consecuencia de la ausencia de la libertad de prensa hay limitaciones a lo que se cuenta en los medios de comunicación, pero, especialmente, hay muchos periodistas 
encarcelados, 
silenciados o 
asesinados.  
 
	En 
China y 
Corea del Norte, que se encuentran al final de la clasificación de RSF, también ocurre algo similar. 
Pablo Díez, corresponsal del diario 
ABC en China, cuenta cómo este país es "la mayor cárcel de periodistas del mundo". Actualmente, 
120 reporteros cumplen penas de prisión en China, según RSF, que lo sitúa en la posición 175.
 
	 
	Una propuesta: la comunicación para la paz
	Desde Corresponsales de paz defendemos que el periodismo debe aspirar a algo más que a ser garante de la democracia. Los profesionales de la comunicación deben publicar contenidos e informaciones de calidad que no solo sean ciertas y relevantes, sino que tengan en el centro a la persona -su inalienable dignidad- y que contribuyan a defender el bien común. 
	Proponemos una comunicación para la paz que aboga por una comunicación para la comunión que permita tender puentes de entendimiento en la búsqueda incesante de la verdad y en favor del bien común, construyendo una sociedad más libre y fuerte frente a la mentira y la propaganda ideológica.